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Los lagos de Angonella es uno de los parajes más vírgenes de Andorra al quedar fuera de los itinerarios más habituales debido, esencialmente, a su dureza.
La ruta parte de Llorts, un hermoso pueblecito de montaña con casas de piedra, situado en la carretera de Ordino a Arcalís.
Si llegamos en coche, podemos dejarlo en el aparcamiento que hay muy cerca de la iglesia de Sant Serni. Saliendo de él, tomamos la calle hacia arriba, donde encontramos una indicación del camino. Rápidamente lo encontramos teniendo, desde el principio, una gran inclinación.
A lo largo del camino iremos encontrando una tubería de agua. En esta primera parte, discurre entre robles y pinos entre los árboles y también helechos y enebros. Más adelante, el camino se suaviza un poco, dando un respiro, e iremos encontrando frambuesas silvestres, de un menudo tamaño, pero de un agradable sabor.También encontraremos algún refugio de ganaderos, hechos de piedra, pero que nos pueden salvar en caso de alguna tormenta.
Poco más adelante atravesamos un pequeño río, el Aiguarrebre, por un paso hecho con troncos de pino, y el camino se inclina de forma pronunciada otra vez hasta alcanzar un claro, Canya de la Sucarana que, de nuevo, nos da un respiro.
Pasado este tramo, el camino vuelve a subir en zig zag con una pendiente pronunciada hasta alcanzar el paso de la Angonella.
Si vamos atentos podremos coger pequeños arándanos que se asocian con los rododendros. En esta época tienen ya su color pero aún no están maduros del todo, pero apetece probarlos y degustar ese agradable sabor.
Nada más superarlo, encontramos un refugio de montaña en una zona de turberas. Dejamos el refugio a la derecha y cruzamos el río dela Angonella por un pequeño puente. Poco más adelante encontramos el primer lago.
Subiendo un poco más, muy cerca se encuentrael lago del Mig:
Bordeamos el lago por la izquierda y de nuevo el camino se inclina considerablemente hasta llegar al tercer lago, el de Més Amunt.
Cuatro horas de camino, con descansos incluidos. El cielo empieza a cubrirse de nubes que parecen indicar la posibilidad de tormenta. Comemos junto al lago, descansamos los pies metiéndolos en el agua fresca del lago mientras observamos las truchas de repoblación para la pesca.
El camino de vuelta lo hacemos en 1h y 40 min, pero las rodillas sufren mucho. El paisaje es espectacular:
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